Cómo se lo peina!, un año después de deshacerse los dos calcáneos en un accidente y ahí le tienes, escalando. Ánimo David, pronto volverás a estar a tope.
Vengo de pasar unos días en el refugio Víctory de Galayos, es uno de esos refugios con una mágia especial, subes allí y estás en otro mundo, rodeado de enormes y afiladas agujas de dura roca granítica y abajo, ese valle que da paso al infinito llano que corre hacia la mancha, perdiéndose en la aparente línea recta del horizonte lejano. Cuando en éste paisaje, entran en juego las nubes, siento estremecer mi cuerpo, como si de la mejor película de miedo se tratase, al ver como el mar de nubes avanza y va envolviendo lentamente las agujas, ascendiendo por sus verticales paredes y marcados diedros. Además, ahora podemos evitar cargar con el infernillo y alimentarnos de los buenos pucheros que preparan todos los días en el refugio.
